LOS TORNADOS O REMOLINOS:
Como preámbulo, puede decirse que un vórtice (de cualquier tipo y naturaleza) es una rotación concreta en el seno de un fluído, sin especificar si éste se trata de un líquido o un gas. La bibliografía anglosajona, sin embargo, es más específica en este aspecto y adopta los términos whirlpool o whirlwind en el caso de que el fluído sea un líquido o un gas, respectivamente.
El tornado es un fenómeno de escala local que se produce durante tormentas de gran intensidad.
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La trayectoria promedio de un tornado es de unos 400 metros de ancho y unos cuantos kilómetros de largo. Algunos registraron trayectorias excepcionales de 1,6 kilómetros de ancho y 480 de largo.
Partes:
En todo tornado es posible distinguir tres partes: la nube madre, el embudo y el vórtice. La nube madre, como su nombre lo indica, es el lugar donde nace el tornado. Corresponde a una nube de tormenta (del tipo cumulonimbo) de color blanco o gris, generalmente, de gran tamaño. Bajo la nube madre se ubica el embudo, una columna de aire formada en la parte alta de un tornado y que suele adquirir una tonalidad más oscura por todos los residuos absorbidos en su camino. Finalmente, se ubica el vórtice, la zona del tornado más cercana al suelo y que se caracteriza por poseer fuertes vientos girando en forma de espiral.
Formación de un tornado:
Durante algunos meses (generalmente durante los meses de junio, julio y agosto), de manera impredecible surgen los tornados. Por lo general, se originan en zonas agrícolas, cuyas condiciones de humedad y temperatura hacen posible que algunos vientos giren desde una nube hasta la superficie del suelo, como un enorme remolino natural.
En forma usual, los tornados se producen en la zona de transición entre las masas de aire polar y tropical, entre los 20º y 50º de latitud, a ambos lados de la línea del Ecuador. Rara vez se forman en latitudes superiores a 60º, ya que el aire no contiene la humedad ni la temperatura necesarias. Lo mismo aplica en la zona ecuatorial, donde la atmósfera no posee la inestabilidad suficiente para desarrollar una tormenta de tal magnitud. Se ha establecido, además, que la mayoría de los tornados ocurre en zonas agrícolas de nuestro planeta, ya que son sectores donde es posible encontrar la humedad y la temperatura precisas, sobre todo durante primavera y verano.
Los tornados se forman cuando una corriente de aire caliente ascendente, al interior de un cumulonimbo, es arrastrada en forma giratoria por los vientos de la parte superior de la nube.
El encuentro hace rotar el aire en dirección de las agujas del reloj en el hemisferio sur, y en sentido inverso en el hemisferio norte.
La circulación del aire provoca una baja de presión en la zona céntrica de la tormenta, creándose una columna de aire. Esta columna central desciende progresivamente desde la nube hasta alcanzar el suelo, para continuar su camino en forma horizontal.
Dependiendo de la intensidad de los vientos, es posible que un tornado produzca voladuras de techos y el volcamiento de automóviles de gran tamaño.
Los tornados pueden originarse a cualquier hora del día, pero con mayor frecuencia entre las 14 y 20 horas, porque en ese tiempo hay un incremento de la temperatura de la superficie terrestre. El calor contribuye a la inestabilidad atmosférica y a la formación de tormentas que, por lo general, conducen a la formación de tornados.
Escala de Fujita:
A nivel mundial, existen variadas escalas de medición de la intensidad de los tornados. Sin embargo, la más utilizada es la llamada Escala de Fujita, que clasifica este evento meteorológico según el daño que provoca el viento a su paso, desde lo más leve a lo más severo. Se utiliza una vez ocurrido el tornado, ya que antes es imposible predecir su fuerza.
Relacionando la escala de vientos de Beaufort (que estima la velocidad de este elemento) junto a la velocidad del sonido, confeccionó un total de 13 categorías para clasificar los daños ocasionados. Por lo general, solo se utilizan seis, que se clasifican de 0 a 5 y se antepone una F en honor a su autor.
Estas son:
F0: con vientos cuya velocidad va desde los 64 a los 116 km/h. Es el tornado más leve y solo ocasiona trastornos menores, como la destrucción de ramas de algunos árboles.
F1: incluye a aquellos con vientos que van desde los 117 hasta los 180 km/h. Esta mayor intensidad provoca el desplazamiento de casas rodantes y de algunos vehículos menores, y el levantamiento de tejas.
F2: corresponde esta categoría cuando la intensidad alcanza entre 181 y 253 km/h. Los daños son más considerables; muchas techumbres son arrancadas en su totalidad, y los árboles de gran tamaño pueden ser partidos en pedazos.
F3: son los tornados que alcanzan entre 254 y 332 km/h. Los caminos sufren grandes daños y es probable que automóviles y trenes de gran peso sean lanzados por el aire.
F4: si el viento alcanza velocidades entre 333 y 418 km/h, puede provocar el derrumbe casi inmediato de paredes sólidamente construidas. Además, objetos de gran tamaño son literalmente pulverizados y vehículos de carga también son elevados por los aires.
F5: los tornados que integran esta categoría alcanzan entre 420 y 512 km/h. Es probable que tanto casas como edificios de construcción sólida sean arrancados de sus cimientos, lanzados y pulverizados en el aire.
Nunca se ha registrado un tornado de estas características, pero de acuerdo a pruebas realizadas en simuladores, se confirmó que su magnitud es comparable a la de una bomba atómica.
Fenómenos asociados:
En su camino, los tornados y huracanes suelen acompañarse por otros fenómenos atmosféricos, como fuertes lluvias, rayos y truenos.
Los rayos, que se originan al interior de las grandes nubes de tormenta del tipo cumulonimbo, pueden poseer carga eléctrica positiva o negativa. Estas cargas provienen de las colisiones producidas entre los cristales de hielo o granizos existentes en la nube.
Ante la presencia de masas de aire caliente (menos denso que la atmósfera), estas cargas se separan y las positivas se acumulan en la parte superior de la nube.
Las cargas negativas se dirigen hacia la base, atraídas por las positivas existentes en la superficie terrestre; la diferencia entre ambas produce la descarga, por lo general, de la nube hacia la Tierra. Se ha estimado que el potencial eléctrico de estas descargas es enorme, ya que alcanza los 100 millones de voltios.
Se distinguen tres tipos de rayos. Su principal diferencia radica en el recorrido de las cargas eléctricas que los originan. Existen los del tipo nube-aire, en los que la electricidad se desplaza desde la nube hacia una masa de aire de carga opuesta; también están los nube-nube, en los que el relámpago puede producirse al interior de una nube o entre dos cargas diferentes, y, finalmente, se distinguen los del tipo nube-suelo, que se caracterizan porque las cargas negativas del interior de la nube son atraídas por la carga positiva del suelo.
Los truenos corresponden al estruendo producido por el aire al dilatarse muy rápidamente y generar ondas de choque, a medida que se calienta.
Tornados de agua:
Su color es gris oscuro, pero adquieren un color amarillento cuando las ilumina el sol.
Su duración, por lo general, es de media hora; antes de desaparecer, su diámetro va disminuyendo hasta que el mar recobra su aspecto normal. Son muy frecuentes en el océano Pacífico, en las cercanías de China y de Japón.
Gran devastación
Uno de los tornados más devastadores de los que se tiene registro fue el de los Tres Estados, ocurrido el 18 de marzo de 1925 en Estados Unidos. Recorrió más de 300 kilómetros, pasando por los estados de Missouri, Illinois e Indiana, a una velocidad promedio de 115 km/h. En su recorrido, que duró más de tres horas, destruyó más de 15.000 casas, provocando casi 17 millones de dólares en pérdidas económicas.
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