sábado, 10 de abril de 2010

EL HOMBRE DE LA PREHISTORIA:

El investigador que se dedica a estudiar la prehistoria, al no poder contar con documentos escritos, trata de reconstruir el pasado basándose en los restos culturales encontrados. Para poder establecer la antigüedad de estos restos, se utilizan métodos especiales. Sin embargo, las fechas en el período prehistórico son siempre aproximaciones.

Uno de los primeros métodos desarrollados fue la dendrocronología, que consiste en observar los anillos de crecimiento presentes al cortar un tronco de árbol. Analizando entonces los troncos, o los elementos hechos con madera de los mismos, es posible deducir su antigüedad pues a cada año corresponde un determinado tipo de anillo presente en todos los árboles.

Otra forma de datación es el análisis de los sedimentos de materiales de origen glacial, que han sido arrastrados por los ríos y torrentes en los deshielos primaverales, hacia el fondo de los lagos. Estudiándolos, se pueden conocer fechas relativas a la vida de los hombres que habitaron sobre esos materiales.

Sin embargo, los métodos más exactos son los desarrollados en tos últimos años, gracias a los adelantos de la física nuclear, como el del carbono-14, que mide lo que queda de carbono-14 en los restos encontrados, ya que todos los organismos vivos incorporan este elemento durante su vida y lo van perdiendo paulatinamente luego de muertos. Como el ritmo de esta pérdida puede ser medido, conociendo lo que queda en los diferentes materiales se sabrá su antigüedad. Otros métodos basados en la física nuclear son el del potasio argón, que se utiliza para poner fecha a las rocas volcánicas muy antiguas, y la termoluminiscencia que posibilita establecer la fecha de cocción de las cerámicas.

La edad de piedra:

Es la etapa más antigua de la humanidad, en ella aparece la piedra como el principal material trabajado por el hombre.

Esta edad comprende dos períodos bien definidos, el paleolítico (de paleo: “antiguo” y litos: “piedra) o edad de piedra antigua y el neolítico (de neo: “nuevo” y litos: “piedra’) o edad de piedra nueva. Entre uno y otro período, se encuentra un período de transición: el mesolítico (de meso. “entre” y litos: “piedra”).

El Paleolítico: Es el período que se extiende desde hace aproximadamente 2.000.000 de años, hasta 10.000 años atrás. Durante el mismo, los hombres comienzan a fabricar las primeras herramientas, en un principio muy simples, las que fueron perfeccionando cada vez más.

La preocupación principal era conseguir alimentos y defenderse de los grandes animales que recorrían la Tierra, o de cualquier otro peligro que la naturaleza presentara. La forma de vida era nómade y los hombres se alimentaban de la carne que obtenían de animales muertos, y de los frutos, hojas o raíces que pudiesen recolectar. No producían su alimento, sólo lo consumían. Con el tiempo aprendieron a cazar y entonces fabricaron armas y elaboraron técnicas de caza, actividad que realizaban en cuadrillas, que requerían de una mínima organización social. Para su mejor estudio, el período paleolítico puede separarse en tres etapas: paleolítico interior, medio y superior.

Paleolítico inferior: En esta etapa el hombre vagaba por la Tierra en pequeños grupos, probablemente construyendo chozas para protegerse cuando el clima era cálido y refugiándose en cuevas o en cavernas si el clima era frío, pues la naturaleza ha provocado en los últimos 3.000.000 de años importantes cambios climáticos en los que se sucedieron períodos cálidos, seguidos de períodos fríos conocido como glaciaciones , en la que grandes masas de hielo cubrieron extensas superficies continentales.

La principal herramienta era el hacha de mano que se usaba para cazar, raspar, y cortar. En esta época el hombre descubrió, tal vez la de manera accidental, el fuego, que le permitió cocinar sus alimentos , alejar a las fieras, protegerse del frío e iluminarse en la oscuridad.

Paleolítico Medio: En esta etapa los grupos humanos se hacen más numerosos y perfeccionan sus herramientas fabricando puntas de flechas, raspadores y hachas de mano. Aparecen también los primeros vestigios de una cultura espiritual pues idearon ritos fúnebres. Enterraban a sus muertos en tumbas especiales junto a trozos de carne y otros elementos, lo que mostraría que los hombres, ya en esta época, habían imaginado alguna forma de continuación de la vida.

Paleolítico superior: Aquí los hombres están mejor equipados para enfrentar los peligros y sacar ventajas de la naturaleza. A la piedra se agregan el uso del hueso y del marfil, materiales con Los que se fabrican instrumentos cada vez más específicos, apareciendo entonces punzones o buriles para agujerear, raspadores, arpones para pescar (ya que se incorpora esta actividad), lámparas de mano en las que se quemaba grasa, para iluminación, y primitivas agujas que, enhebradas con crines, permitían coser pieles.

Se cazaban mamuts, renos, bisontes, vacunos salvajes y caballos. Para ello el hombre incorporó el arco y la flecha y los dardos. La caza se realizaba en grupo, existiendo una cierta división de trabajo entre los sexos. Había algunos intercambios entre las comunidades, lo que mostraría que los grupos no estaban totalmente aislados entre sí.

Los enterramientos continúan con ritos más complejos. Se han encontrado pequeñas esculturas que se usaban, probablemente en ritos relacionados con la fertilidad y pinturas de animales, sobre todo mamuts, bisontes y renos, en la superficie rocosa de algunas cuevas. A este tipo de pintura sobre roca se la denomina “rupestre” y constituye una de las primeras manifestaciones artísticas de la humanidad.

El Mesolítico: Cuando finalizó la Era Glacial, la selva avanzó e invadió las grandes estepas. Esto produjo la emigración y algunas veces la desaparición de los animales que vivían en ella y que servían al hombre de alimento. Los grupos humanos, entonces, se diseminaron por la selva y se ubicaron en las orillas de los ríos. Sobrevivieron cazando animales salvajes, aves y peces. La madera, obtenida fácilmente en las selvas, se utilizó con intensidad. En las zonas frías aparecen los trineos, tirados primero por hombres y luego por perros. Los hombres continuaron siendo nómades, pero en algunas regiones, con suficiente agua y alimentos, aparecen asentamientos más estables.

El Neolítico: Comenzó hace aproximadamente 10.000 años y sus transformaciones son tan importantes que los historiadores las llaman “la revolución neolítica”. El hombre comienza a producir sus alimentos a partir de la domesticación de plantas y animales: el paso decisivo fue plantar deliberadamente semillas en un suelo adecuado y cultivar la tierra. Las primeras plantas obtenidas fueron el trigo y la cebada, a las que se incorporaron luego el arroz y las arvejas. Los excedentes de la cosecha se almacenaban en graneros, permitiendo que los hombres pudiesen guardar alimentos para los períodos de escasez. También aparece la alfarería, como una necesidad, pues había que fabricar recipientes para contener las semillas y los granos.

De algunas plantas, como por ejemplo el lino y el algodón, se obtendrán posteriormente fibras, que hiladas en los husos y tejidas en telares se convertirán en telas, dando inicio a la industria textil.

Con respecto a los animales, probablemente haya sido la observación de los mismos lo que puso de manifiesto que esas bestias podían ser domesticadas y convertirse en una importante reserva de alimentos y pieles sin necesidad de matarlos, como es el caso del ovino, que provee lana y leche.

Las viviendas estuvieron hechas en barro, cañas, leños o piedras, y las herramientas para construirlas fueron más específicas. Entre ellas se destacó el “hacha de piedra pulida’, que se realizaba en una roca de grano fino y luego se afilaba por medio de un pulido a base de arena. El dominio de la agricultura hizo a los hombres sedentarios y aparecen, entonces, las primeras aldeas y con ellas el crecimiento de los grupos familiares, la división del trabajo y la organización social.


Edad de los metales:

Es la etapa en la cual el hombre descubre el uso de los metales y ¡os incorpora a su cultura para fabricar distintos elementos. Aparece entonces la metalurgia. Los historiadores reconocen tres edades de los metales, según el material usado con más intensidad: Edad de cobre, Edad de bronce y Edad de Hierro. El cobre fue el primer metal utilizado, seguido del bronce, cuando el hombre aprendió a fundir cobre con estaño. Con estos metales se hicieron cuchillos, espadas, puñales, vasijas, adornos, herramientas, etc. Por último apareció el hierro, pero el uso de este metal, que permitió la fabricación de armas, herramientas y otros elementos de gran dureza, se logró alcanzar recién en los tiempos históricos.

Los cuerpos recuperados que se encontraban en turberas, lugar donde las condiciones anaeróbicas los han conservado perfectamente, constituyen testimonios fascinantes del sistema religioso e ideológico que entendían del mundo los pueblos de la edad de hierro.

En 1950 unos extractores de turba vieron en Tollund Fen (Dinamarca) como un rostro humano sobresalía de la tumba. Este cuerpo, el cual desde ese momento se conoce como el hombre de Tollund, estaba desnudo; sólo llevaba un bonete de piel y un cinturón; sus piernas flexionadas en posición fetal. Sus ojos estaban cerrados; la soga con la cual había sido ahorcado hace 2000 años permanecía en su cuello.

Se han descubierto cientos de "Hombres de las turberas" en el norte de Europa, la mayoría son extractores de tumbas locales, desde hace décadas de siglos. La mayor parte de ellos parece haber muerto de manera violenta, a veces estrangulados ya sea ahorcados o agarrotados, otros por golpes en la cabeza o apuñalados y en ocasiones por más de unas de estas formas. Posiblemente fueron ajusticiados por algún delito, o tal vez por sacrificios rituales ya que se han encontrado resto de una papilla a base de cereales en el estómago de alguno de ellos que indiquen alguna comida ritual, mientras que su muerte pudo haberse producido por métodos de ejecución con carácter de sacrificio.

También es probable que muchas de las víctimas pertenecieran a una alta clase social ya que se ha observado que sus manos estaban bien cuidadas, sin callos y sus cadáveres vestidos y aseados antes de ser depositados en la turbera.

Se realizaron otros depósitos rituales, principalmente de objetos metálicos, en turberas y canales, por lo que es probable que tuvieran algún significado especial para los pueblos de este período. Los depósitos votivos en la Téne contenían 150 espadas, algunas con vainas decoradas, fíbulas, puntas de lanza y otros útiles y armas, tanto de bronce como de hierro. Se han recuperado depósitos similares en el Támesis; entre estos se destaca el escudo de Battersa.

El sistema de enterramiento en la edad de hierro se basó en la inhumación. Los más conocidos son los de Pazirik, en las montañas Altái, en el 400 a.C. contienen cadáveres muy bien conservados de personas y de caballos, tejidos y objetos de piel. Estas tumbas aparecen sobre el suelo como pequeños montículos de tierra o túmulos recubiertos con piedras. Cada uno de estos cubre una tumbas en forma de pozo, en las que había una cámara funeraria formada por vigas de madera sobre las que se apilaban troncos y piedras que llenaban pozo.

Fueron depositados en el interior de una de estas cámaras los cuerpos embalsamados de un hombre y de una mujer, dentro de un ataúd, construido a partir de un tronco ahuecado con una piel cortada de ciervo, una alfombra de lana que envolvía los cuerpos y ropas de lino. Dentro de la cámara funeraria había más ropa, tejidos, objetos de piel, muebles de madera, ornamentos de oro y plata y espejos. Cada una de las tumbas tenía entre 7 y 14 enterramientos de caballos. Se ha preservado alguno de ellos junto con accesorios como bridas, sillas de montar y ropaje de abrigo. Junto a estos había un gran carromato con un toldo decorado con apliques en forma de cisnes.

Los pueblos que enterraban a sus muertos en este tipo de tumbas eran nómades que usaban el caballo como montura, tenían mucho en común con los escitas quienes vivían en las estepas al norte del mar negro, que enterraban a su elite en ricas tumbas y en su arte destacaban a los animales. Los hallazgos en estas tumbas congeladas, con Persia y China, dadas las similitudes en los patrones de confección de materias primas.

Los poblados tendieron a hacer núcleos fortificados en colinas, como ejemplos podemos mencionar a Maiden Castle, al sur de Inglaterra, y Heuneburg , en el sur de Alemania y de oppida, centros urbanos amurallados de carácter tribal.

Una península en el norte de Polonia, localizada en Biskupín fue uno de los poblados más fascinantes en Europa, en el 700 a.C. donde las excavaciones arqueológicas han sacado a la luz restos sumergidos de un poblado fortificado rodeado por una empalizada de unas 100 casas dispuestas en hileras con muros de más de 1m. de altura, entre ellas había calles pavimentadas con troncos.

Los habitantes, estimados entre 1000 y 1200, eran granjeros y pastores. Los principales cultivos fueron mijo, trigo, cebada, centeno y frijoles.

Se han encontrado huesos de animales que indican que los cerdos tuvieron gran importancia en la alimentación.

La prehistoria es entonces, es período fascinante de la humanidad donde todo está por hacerse y donde todo es posible.

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